lunes, 28 de febrero de 2011

Lady Madeline & Lady Madeleine * Madeleines de cocoa y naranja

A ti, que dedicas tiempo a la lectura de este blog, te regalo estas líneas.


"Mientras hablaba, Lady Madeline (que así se llamaba) pasó lentamente por un lugar apartado del aposento y, sin notar mi presencia, desapareció."
La caída de la Casa Usher, Edgar Allan Poe





Mi fascinación por Edgar Allan Poe no es un secreto, y es que pareciera que no leo más allá de él. Tengo que confesar que desde hace varias semanas me había impuesto la tarea de escribir una nueva entrada para mi abandonado blog, el trabajo -que por fortuna no me ha abandonado- no me permitía acercarme el tiempo que yo quisiera frente al teclado, medio maravilloso para llegar a ti, charlar contigo, intercambiar palabras y cocinar juntos, tan sólo bastaba hacerme un poco de tiempo y recordar que podemos compartir un momento para agregar una entrada más.


Para retomar mi quehacer en este blog, me he servido nuevamente de la mano de mi admirado Poe. Así es que en esta ocasión decidí pasearme por los renglones de su emblemático cuento La caída de la casa Usher.


Es innegable la carga autobiográfica en casi todas las obras del maestro. En sus cuentos y mucha de su poesía es constante la presencia de su inseparable compañera de la guadaña, de la locura -carta sin número en el tarot- y de imágenes oníricas, aunque no hay que pasar por alto que también tiene creaciones plagadas por un humor ácido, irónico, punzante, brillante y en contraste y a la vez negro. Sus protagonistas suelen ser hombres atormentados, obsesivos, alcohólicos o mujeres enfermizas.


En "La caída de Casa Usher", una extraña enfermedad parece ser parte de la información genética de este linaje. Al igual que Poe, Roderick Usher ha visto cómo sus seres amados han sido pasto de la muerte, su carácter antes jovial y alegre se torna trastornado y oscuro, vive en el encierro no sólo del caserón sino también de sus obsesiones. Existen hipótesis que señalan que en este cuento Poe vuelve a jugar con la idea del doble (William Wilson) pues Roderick encarna el terror que hacía presa de Poe, ya sea por la enfermedad, por el consumo de opio y alcohol o por los horrores de la vida cotidiana. Madeline, hermana de Roderick, parece representar la figura de la joven esposa de Poe, Virginia Clemm, a quien Poe veía como a una pequeña hermana y por la cual poco pudo hacer cuando esta fue presa de la tuberculosis (enfermedad que años antes también le arrebató a su madre biológica y a Frances Allen, su madre adoptiva), con este doloroso suceso Poe vió como su vida empezó de nuevo a derrumbarse.


Con el fin de Roderick y de Lady Madeline la el linaje de los Usher se ve sepultado por siempre ¿será que a Poe le parecía idónea la idea de que estos dos seres no dejaran sobre la faz de la tierra seres inoculados con la locura? Su propio hogar al derrumbarse se volvió tumba de estos desdichados. Este telúrico fin, seguramente halló inspiración en la novela gótica "El castillo de Otranto" de Horace Walpole.


The fall of the house of Usher se publicó por primera vez en las páginas de la revista literaria Burton's Gentleman's Magazine en septiembre de 1839, meses después se publicaría en el Volúmen I de una colección de dos tomos titulada Tales of the Grotesque and Arabesque. Las primeras adaptaciones al cine ocurrieron 89 años después, de mano de franceses La chute de la Maison d'Usher (Jean Epstein) -de donde tomo la foto de arriba- y norteamericanos The fall of the house of Usher (James Sibley Watson & Melville Webber). Ambas cintas silentes, en glorioso blanco y negro y plagadas de maravillosas imágenes.





Y así como éstas dos nacionalidades se ven unidas por el autor ¿Por qué no hacer un postre francés en honor a un personaje surgido de la mente de este emblemático autor norteamericano? Después de todo, en Francia lo adoraron incluso antes que en su patria. Sólo me queda una mención antes de pasar a la deliciosa receta, estos pastelillos se escriben igual en francés y en inglés; pero el nombre del personaje femenino del cuento sí varía: en inglés se escribe Lady Madeline, mientras que en francés se escribe igual que el postre de hoy Madeleine. Sin embargo, debemos coincidir en que más allá de las diferencias todos estaremos de acuerdo en que ese delicado pastelillo es una verdadera delicia (¿Verdad, Marcel Proust?), sobre todo esta versión que hoy te comparto esta variación de la receta de madeleines de chocolate y limón del maestro Pierre Hermè. Anímate a prepararlas y ¡blog appétit!







Deliciosas Madeleines de cocoa y naranja (14 piezas pequeñas)




  • 1/2 t más 1 cucharada de harina de trigo

  • 3 1/2 cucharadas de cocoa amarga en polvo

  • 1/2 cucharadita de polvo para hornear

  • 1/3 de taza de azúcar blanca

  • 1 pizca de sal

  • 1 naranja (la ralladura SIN llegar a la parte blanca)

  • 2 huevos

  • 6 1/2 cucharadas de mantequilla a temperatura ambiente.

Hay que hacerlas así:


Mezcla la harina con la cocoa y el polvo para hornear.






Aparte combina el azúcar con la ralladura, frótalos entre sí para activar los aceites de la naranja.






Combina el azúcar con los huevos y la sal hasta que obtengas una mezcla ligeramente espumosa.






En otro tazón, acrema la mantequilla hasta que esté pálida, entonces agrega la mezcla de huevos. Incorpora bien.



Añade los ingredientes restantes sin batir en exceso.




Cubre la masa y déjala reposar en el refrigerador durante toda la noche.



Precalienta el horno (15 minutos es la cifra mágica) a 220°C (425°F). Rellena los moldes para madeleines hasta el borde y hornea de 10 a 15 minutos hasta que esponjen y estén firmes al tacto.




Desmolda y deja enfriar sobre una rejilla.








Y como siempre digo, disfruta de estos pastelillos acompañando alguna de tus lecturas favoritas, o si quieres complacer a alguién muy querido, te aseguro que lo lograrás con estas deliciosas Madeleines o Madelines, como tú elijas.






Importante: Las fotos que no son propiedad de este blog las obtuve aquí, también en esta página y aquí.